Mis lecturas del Marzo Asiático de 2023
Un año más he participado en la iniciativa Marzo Asiático, un reto creado por Magrat Ajostiernos que consiste en dedicar marzo a leer solo literatura asiática o de autoría de ascendencia asiática. En esta ocasión, mis lecturas han venido de Vietnam, Corea del Sur, Japón, Filipinas y la India y he vuelto a elegir bien, así que a lo mejor te doy ideas para el futuro.
Historias de Xuya, de Aliette de Bodard
(traducción de María Pilar San Román)
Aunque me gusta provechar este mes para leer a autores que no conocía, Aliette de Bodard es una de mis escritoras favoritas, así que no pude resistirme a leer este libro suyo que tenía pendiente.
Este volumen reúne dos novelas cortas ambientadas en el ciclo de Xuya, una ucronía de inspiración vietnamita que parte de la premisa de que China llegó a América antes que Occidente, lo que fortaleció el imperio chino mediante las colonias que estableció en la Costa Oeste y su alianza con los aztecas. Como es obvio, esto dio como resultado una historia muy diferente a la que conocemos.
El libro viene con un prólogo de Leticia Lara en el que explica los principales elementos recurrentes de este universo, como las naves mentales o los mnemoimplantes. No hace falta saberlo todo para disfrutar de esta lectura, pero, si quieres más detalles, te recomiendo leer la introducción de la autora en su página web (en inglés), que también está disponible en castellano con la traducción de Marcheto.
Las dos novelas cortas que componen esta recopilación combinan la ciencia ficción con el género de detectives: en ambos casos, el desencadenante de la trama es el cadáver de alguien que ha fallecido en circunstancias misteriosas. En La maestra del té y la detective, basada en las historias de Sherlock Holmes, una nave traumatizada por la guerra que se gana la vida preparando infusiones artesanas recibe un extraño encargo de una investigadora que la saca de quicio con su personalidad enigmática y sus habilidades de deducción. En Siete de Infinitos, inspirada en las aventuras de Arsène Lupin, una preceptora de origen humilde recurre a una nave ladrona ya retirada para esclarecer el asesinato que ha ocurrido en casa de su alumna y, durante las pesquisas, van entablando una relación cada vez más íntima que se ve amenazada por los secretos que las dos guardan.
Ambas historias tienen en común el género que podríamos denominar «detectives en el espacio», protagonistas perseguidas por el pasado que se esfuerzan por ocultar, una sociedad en la que los seres humanos y las naves mentales conviven con total naturalidad y una ambientación marcada por la cultura vietnamita, que se refleja en aspectos como la comida y la bebida, el respeto a los difuntos y las jerarquías basadas en la edad y la ocupación, con el sentimiento de responsabilidad que conllevan. Aliette de Bodard siempre es una apuesta segura y este libro es una opción tan buena como cualquier otra para adentrarse en el universo de Xuya.
Sobre el sentido de la vida en general y del trabajo en particular, de Yun Sun Limet
(traducción de Sara Álvarez Pérez)
Este libro, al igual que los siguientes, sí que es de una autora que no conocía y que descubrí en mi esfuerzo por incluir diferentes nacionalidades entre las lecturas del mes. Concretamente, Yun Sun Limet nació en Corea del Sur, aunque tiene nacionalidad belga y ha vivido muchos años en París.
Se trata de un ensayo compuesto por treinta y nueve correos electrónicos escritos durante una larga estancia en el hospital en los que la autora, en tratamiento por una enfermedad que podría causarle una muerte temprana, cavila sobre el lugar que ocupa el trabajo en nuestra vida, la evolución cultural del concepto a lo largo de la historia y el modo en que condiciona nuestras relaciones y nuestra identidad, mientras busca aquello que da significado a la vida más allá del trabajo que a veces parece abarcarlo todo. Aunque es un libro corto, da mucho que pensar, así que merece la pena leerlo poco a poco y hacer pausas para reflexionar, pues toca temas importantes a los que no solemos prestar atención hasta que, como le ocurrió a la autora, la vida nos obliga a priorizarlos.
Agujero, de Hiroko Oyamada
(traducción de Tana Oshima)
La primera historia de este volumen enlaza en cierto modo con la lectura anterior: la protagonista de Agujero, que acaba de mudarse con su marido a un pueblo apartado en el que también viven sus suegros, siente que ha perdido la identidad y el propósito de vivir ahora que ha dejado el trabajo. Dado que en el pueblo no abundan las oportunidades laborales y no dispone de un vehículo para buscar empleo en los alrededores, Asa se ve convertida en un ama de casa cuyos días transcurren en soledad y en una monotonía tan asfixiante como el calor húmedo de los meses de verano. Poco a poco va descubriendo ciertos elementos que no encajan en ese ambiente en apariencia predecible: un animal inidentificable, un agujero en el suelo, un familiar del que nadie le había hablado… Así, se ve obligada a adaptarse al nuevo rol que le han asignado, atrapada en la rutina y rodeada de secretos inquietantes sobre los que las convenciones sociales le impiden preguntar.
Los otros dos relatos, más cortos, están protagonizados por los mismos personajes. En Sin comadrejas, una pareja visita a un amigo recién casado, Saiki, y a su esposa, Yoko, que acaban de comprarse una casa vieja en un pueblo en las montañas y están intentando deshacerse de una plaga de comadrejas que tienen en el tejado. En la cena, la esposa del narrador les ofrece la solución con el relato de un perturbador recuerdo de su infancia. En «Una noche en la nieve», Saiki y Yoko vuelven a recibir una visita, esta vez no tan deseada, ya que acaban de tener un bebé y todo apunta a que sus amigos van a tener que pasar la noche allí debido a una tormenta de nieve.
Hace unas semanas descubrí el kishōtenketsu, la estructura en cuatro actos tradicional de la narrativa japonesa. Me pareció interesantísimo, así que me puse a leer todo lo que encontré al respecto y me di cuenta de que ya lo había visto en películas de terror, pero no, que yo supiera, en la literatura. Aunque no elegí este libro pensando en ello, me parece que los tres relatos de este libro encajan en esta estructura y contienen ejemplos de otras características típicas de la literatura de Asia oriental.
Una de las cosas que más me han llamado la atención es que tiene mucha más importancia lo que se calla que lo que se dice. De no haber leído el artículo anterior, es probable que lo hubiera pasado por alto y que la narración se me hubiera hecho aburrida, pero gracias al «aviso» supe reconocer que había que leer entre líneas y disfruté mucho deteniéndome a pensar en las implicaciones de todo lo que se omite. También me gustaron mucho los tintes de realismo mágico y las descripciones de las comidas, que me tuvieron salivando con tanta profusión de aromas y sabores. Ha sido un placer explorar este un tipo de literatura al que no estoy acostumbrada.
Un mundo asombroso, de Aimee Nezhukumatathil
(traducción de María José Díez Pérez)
He tenido un marzo muy ajetreado y me daba pena leer «solo» tres libros, así que cuando se acababa el mes me puse a buscar alguno corto que pudiera terminar a tiempo, con el reto añadido de que no quería repetir país. En el catálogo de eLiburutegia encontré Un mundo asombroso, que reunía los dos requisitos por su brevedad y por pertenecer a una autora filipina de ascendencia india.
Se trata de una colección de ensayos en los que la autora ofrece datos curiosos sobre diversas especies de animales y plantas y las relaciona con momentos clave de su biografía, ya sea porque le traen recuerdos o porque alguna vez se sintió identificada con ellas o deseó poseer una de sus características. Así, a lo largo de capítulos de unas cuatro o cinco páginas, intercala las curiosidades del mundo animal y vegetal con el relato de las aventuras de su infancia, las mudanzas que marcaron un antes y un después en su vida, el racismo que ha sufrido en el ámbito académico y laboral, los viajes a la India, las relaciones familiares… El libro contiene ilustraciones de Fumi Nakamura y de todo el texto se desprende un intenso amor a la naturaleza, en el que se debaten la esperanza y la preocupación por la crisis climática. Ha sido una lectura ligera y muy agradable, perfecta para cerrar el mes con buenas sensaciones.