Crónica del congreso Lyrics & Crafts
Hace tres años tuve el placer de participar en el curso avanzado de traducción y adaptación de canciones para doblaje y teatro musical de la Escuela de Doblaje de Canciones, en el que profesionales de la talla de María Ovelar, Ángel Fernández Sebastián, Iñaki Torre y Marc Gómez Domènech nos enseñaron sus técnicas para traducir canciones de musicales y practicamos lo aprendido en diversos ejercicios. Lo disfruté tanto que, cuando me enteré de que la Escuela estaba organizando un congreso sobre el mismo tema, no dudé en apuntarme.
Y, así, el 10, el 11 y el 12 de mayo asistí a Lyrics & Crafts, el Congreso Internacional sobre Doblaje de Canciones y Traducción para Teatro Musical, que abarcó todo el proceso de la traducción de canciones para musicales, tanto para el teatro como para los medios audiovisuales, desde la propia traducción y adaptación hasta el ajuste, el doblaje y la dirección de escena.
Como todo el congreso fue online y tenía un horario muy intensivo, me salté algunas ponencias para estirar las piernas y descansar un poco de la pantalla. Me dio pena perdérmelas porque no se grabaron, pero creo que tomé la decisión correcta para poder prestar atención de verdad a las que más me interesaban y no acabar con dolor de cabeza.
Tras una breve presentación a cargo de Nicholas Saunders, dio comienzo la primera sesión, en la que Daniel Ricardo Soto Bueno propuso dos aplicaciones de los estudios descriptivos a la enseñanza de la traducción de musicales. Nos habló de lo difícil que es para los docentes encontrar recursos didácticos centrados en la traducción cantable (cuando empezó a escribir la tesis, apenas había bibliografía sobre los musicales traducidos en España), y expuso varios ejemplos de análisis de canciones para trabajar en clase, poniendo el foco en el ámbito profesional.
Belén Cruz-Durán también reflexionó sobre la formación en el aula universitaria. Concretamente, nos presentó su proyecto para evaluar la recepción de las modalidades de traducción de 32 películas musicales adolescentes traducidas al castellano entre 2001 y 2019: en algunas se subtitulaban las canciones, en otras se doblaban y en otras no se ofrecía ningún tipo de traducción, sino que se quedaban en el inglés original. El proyecto sigue en marcha y tanto especialistas en traducción e interpretación como estudiantes y el público general podemos colaborar contestando a una encuesta.
Después, Eduardo Gutiérrez Rojas y Ángel Fernández Sebastián nos hablaron de su trabajo en equipo al traducir y ajustar para el doblaje los versos de El sueño de una noche de verano. Me pareció muy interesante comparar este tipo de adaptación y la traducción destinada a publicarse en un libro, pues las características y limitaciones de cada medio son diferentes y condicionan el resultado final.
La siguiente sesión a la que asistí fue la de Kevin Schroeder, traductor de Hamilton al alemán. ¡Se trata de una obra tan exigente que fue él quien tuvo que convencer a la productora de que era posible adaptarla! Explicó que su faceta de compositor le había sido de gran ayuda a la hora de traducir y enfatizó la importancia de la confianza y la comunicación entre todas las personas que participan en una producción para obtener el mejor resultado posible.
El viernes terminó con la ponencia de Peter Low, que explicó los criterios con los que trabaja para traducir canciones: cantabilidad, sentido, naturalidad, ritmo y rima, a los que después suma la integración, es decir, la manera en que encaja la canción traducida dentro de la obra completa. Aunque opina que hay que evaluar los seis aspectos verso a verso, matizó que no se trata de alcanzar la perfección en todos ellos, pues lo importante es la puntuación total del conjunto de los criterios.
El sábado por la mañana comencé con la mesa redonda de Marc Gómez Domènech y Daniel Anglès, que nos explicaron su manera de trabajar en equipo para adaptar canciones. Aunque traducir a cuatro manos textos tan creativos parece ser el caldo de cultivo perfecto para los conflictos, ellos dos están tan compenetrados que no les cuesta ponerse de acuerdo en la versión final. Es más, aseguraron que, cuando cada uno tiene criterios diferentes, no negocian si dar prioridad a los de uno o a los del otro, sino que los tienen en cuenta todos y así la traducción siempre sale ganando. Me resultó fascinante (y, no nos vamos a engañar, también envidiable) conocer los detalles de una colaboración tan estrecha.
A continuación, María Ovelar, Albert Mas-Griera, Ángel Fernández Sebastián, Roser Batalla y Marcelo Kotliar se unieron a los dos ponentes anteriores en una mesa redonda sobre traducción y adaptación de canciones, en la que se tocaron temas tan variados como la polémica fidelidad de las traducciones, la autoría que muchas veces no se reconoce como es debido a los traductores y adaptadores, la deseable comunicación entre todos los agentes del proyecto, la necesidad de una formación teórica en este campo y las maneras de acceder al mercado profesional.
Albert Mas-Griera cerró la mañana con una ponencia sobre su adaptación de las canciones de Chicago, en la que nos mostró en paralelo la versión original y su traducción de varias canciones y nos explicó algunas de las decisiones más llamativas que había tomado. Para mí, que me encanta escuchar musicales en diferentes idiomas y comparar las versiones, es todo un lujo que el propio traductor exponga su razonamiento, además de resultar de lo más instructivo.
Tras la pausa de la comida, Juan Palacios diseccionó el proceso del doblaje musical desde su triple perfil de director musical, adaptador de canciones y traductor de doblaje. Entre otras cosas, nos contó cómo es el trabajo en el estudio, sobre todo en los casos más complicados, como cuando le toca lidiar con actores que dominan perfectamente la parte interpretativa pero tienen dificultades para cantar por falta de técnica. Otro desafío al que suele enfrentarse es que muchas veces el estudio no le envía las partituras, así que tiene que encargarse él de sacar los acordes y la línea melódica de todas las voces escuchando la grabación original y haciendo pruebas con el piano, a menudo con plazos muy ajustados.
María Ovelar, por su parte, explicó cómo había abordado la adaptación de las letras de El fantasma de la ópera para el doblaje de la película: a las dificultades habituales en la traducción de canciones (significado, metro, rima…) se le añadió la de mantener la sincronía labial cuando se ve la boca de los intérpretes en la pantalla. Aunque ya profundizamos en esta obra y su adaptación en el curso que mencionaba al principio, nunca deja de sorprenderme el magnífico resultado de esa labor de artesanía.
La tarde avanzó con la mesa redonda sobre el papel de las asociaciones y los sindicatos como salvaguarda de las buenas prácticas y los derechos de los trabajadores, en la que participaron Raúl Lara (en representación de ADOMA), Masumi Mutsuda (en representación de DUB) y Pablo Fernández Moriano (en representación de ATRAE), así como Carmen Sánchez y Miriam Martínez (por parte de AETI). Fue una mesa reivindicativa y muy necesaria en la que pusieron de manifiesto los logros alcanzados hasta el momento y todo el trabajo que queda por hacer para reconocer los derechos de autoría y garantizar una remuneración justa.
Tras tomarme un breve descanso, volví a conectarme para las dos sesiones sobre Sondheim. En la primera, Alberto Mira nos ofreció un repaso de la biografía y la obra del compositor, además de su visión como dramaturgo musical y su ruptura con la tradición de Broadway. En la segunda, Roser Batalla se centró en su experiencia como traductora. Cabe destacar el firme compromiso por mantener las rimas internas, que son un rasgo característico de Sondheim, y el reto que supuso adaptar a contrarreloj Sweeney Todd, tarea que asumió en colaboración con Roger Peña.
La última ponencia a la que asistí el sábado fue la de Mirian Soledad Trigueros-de-la Fuente, que versó sobre las adaptaciones musicales de obras literarias. Entre los numerosos casos que existen, eligió centrarse en sendos ejemplos extraídos de la película musical de Matilda y del musical de Jane Eyre, con los que ilustró algunas de las particularidades de este tipo de obra.
El congreso finalizó el domingo con una mesa redonda sobre doblaje de canciones en la que Myrra Malmberg y Erik Cruz conversaron sobre el proceso de doblar canciones de películas, reivindicaron la importancia de este trabajo y reflexionaron sobre las diferencias entre cantar en el escenario y en un estudio, así como entre el doblaje de canciones de life action y de animación.
Como traductora y fan de musicales, disfruté y aprendí muchísimo del congreso. Aunque estoy segura de que fue un trabajo arduo organizar un evento de tales dimensiones y coordinar a participantes de diversos países y husos horarios, espero que se hayan cumplido las expectativas de la organización para que, una vez cargadas las pilas, se animen a deleitarnos con una segunda edición en el futuro.