La adaptación del litoral de Euskadi como defensa frente al cambio climático
Como traductora especializada en medioambiente, doy mucha importancia a la formación continua para mantenerme al día de los avances que se dan en este ámbito. Por eso, el 22 de octubre asistí a la jornada «La adaptación del litoral de Euskadi como defensa frente al cambio climático: de la planificación a los casos prácticos», organizada por Ihobe en el marco del proyecto LIFE Urban Klima 2050, que se celebró en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Análisis y planificación para adaptar el litoral al cambio climático
Alexander Boto Bastegieta, director general de Ihobe, abrió la sesión destacando la importancia del litoral en la lucha contra el cambio climático, debido a su vulnerabilidad a los efectos de la subida del nivel del mar y de la erosión de la costa. Asimismo, enfatizó que ya no basta con hacer planes, sino que es el momento de pasar de la planificación a la acción.
Carlos Castillo Galán, responsable de proyectos del área de Acción Climática de Ihobe, presentó Kostaegoki, un estudio en el que se analizan la vulnerabilidad y los riesgos de la costa vasca y se proponen medidas de adaptación. Recordó que los escenarios que se plantean muestran lo que ocurrirá previsiblemente si seguimos igual que hasta ahora, pero que aún podemos adaptarnos para que el impacto sea menor que el calculado.
Rubén Santos Alonso, técnico del Área de Prevención de Inundaciones de la Agencia Vasca del Agua (URA), nos explicó cómo se planifica la gestión del riesgo de inundación en el litoral desde la administración hidráulica vasca, utilizando la fórmula 3P+B (prevención, protección, preparación y recuperación), que ilustró con ejemplos del mundo antiguo y de prácticas actuales.
Jon Asua Aberasturi, responsable del Servicio Ordenación del Territorio y Planeamiento del Departamento de Vivienda y Agenda Urbana del Gobierno Vasco, presentó los avances del nuevo Plan Territorial Sectorial (PTS) del Litoral, fruto de una revisión desde la perspectiva del cambio climático que en estos momentos se encuentra pendiente de la aprobación inicial.
Gemma García Blanco, investigadora senior de la Unidad de Transición Energética, Climática y Urbana de Tecnalia, nos dio algunas claves de la adaptación del litoral al cambio climático a través del planeamiento urbanístico en Euskadi. Defendió que hay que abordar las diferentes estratégicas desde una perspectiva territorial, teniendo en cuenta los múltiples riesgos y combinando medidas y herramientas urbanísticas, así como garantizar la evaluación y el seguimiento de las medidas ya adoptadas y buscar sinergias entre la adaptación y la mitigación.
María Merino González-Pardo, del Grupo de Ingeniería y Gestión de la Costa del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), nos describió el Plan Bahía. Se trata de un plan de gestión integrada de zonas costeras cuyo objetivo es adaptar la Bahía de Santander al cambio climático y está basado en la participación ciudadana, la colaboración entre las administraciones nacionales, regionales y locales, el contacto con el sector privado y el liderazgo científico que representa la universidad, con el fin de dar con soluciones que satisfagan a todos los sectores involucrados en los usos y actividades del estuario.
Medidas concretas de adaptación en la costa
En la segunda parte de jornada, vimos varios casos de éxito de medidas de adaptación que se han adoptado en diversas zonas costeras, tanto dentro como fuera de Euskadi.
Luigi E. Cipriani, miembro de la Dirección de Defensa del Suelo y Protección Civil Sector de Protección de Costas y Aguas de la Región de Toscana, nos explicó las medidas que han tomado en el marco del proyecto Horizon R4C para aumentar la resiliencia de las comunidades costeras de la Toscana. Partiendo de la premisa de trabajar con la naturaleza en lugar de contra ella, construyeron estructuras para depositar la biomasa encallada y convertirla en una barrera natural contra el oleaje, crearon una cresta dunar primaria, retiraron la vegetación exótica y monitorizaron la recuperación de la autóctona, acompañando todas las medidas con campañas de información y comunicación para mitigar el impacto medioambiental del turismo.
Pilar Azurmendi, arquitecta del Ayuntamiento de Orio, nos habló de la duna que crearon en Orio para proteger el frente costero y evitar la pérdida de arena, que antes había que retirar anualmente del malecón. Aunque el proyecto recibió una fuerte oposición popular en sus inicios, la población acabó entendiendo sus beneficios y ha funcionado tan bien que no se han tenido que hacer más reperfilados desde hace ocho años.
Nicolas Pepin, de la Dirección Litoral y Medios Naturales de la Communauté d’Agglomération Pays Basque (CAPB), nos describió la estrategia local de gestión de riesgos costeros en Iparralde, donde, además de inundaciones, se han dado numerosos desprendimientos de acantilados después de varios episodios de lluvias fuertes. Entre las acciones que han llevado a cabo se encuentran la lucha activa dura (construcción de estructuras para reforzar la costa), la lucha activa suave (trabajo con los sedimentos), el acompañamiento de los procesos naturales y la evolución natural controlada, además de plantearse la retirada estratégica de actividades y viviendas y la reorganización espacial, aunque esto resulta ser tremendamente difícil desde el punto de vista jurídico.
Santiago Gaztelumendi de Miguel, director de Estrategia y Coordinación de Euskalmet, nos explicó el sistema de avisos, alertas y alarmas con el que se informa de los riesgos marítimos-costeros en Euskadi. Además de los ya conocidos riesgos para la navegación, riesgos de galerna o similar y riesgos por impacto en costa, en los últimos años se han detectado otros como la agitación portuaria, las proyecciones de agua y salpicaduras y las mareas vivas. Cuando se dan estas circunstancias, la actuación conjunta de Euskalmet y de Emergencias es esencial para garantizar la eficacia del sistema y minimizar los daños.
Manuel González Pérez, técnico de la Unidad de Investigación Marina de AZTI, nos habló de la monitorización marina y de su importancia para hacer frente al cambio climático en el litoral vasco. Concretamente, nos presentó el sistema Euskoos, que mide parámetros como el oleaje, el nivel del mar, los vientos, las corrientes, la salinidad y la temperatura del agua. El objetivo es desarrollar un observatorio del cambio climático mediante indicadores que puedan resultar útiles para la gestión, con el fin de minimizar los riesgos, alertar a la población y evitar la degradación de los hábitats naturales, especialmente grave en la zona costera.
Paloma Pacheco Mateo-Sagasta, jefa del Área de Conservación y Restauración de Ecosistemas de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, nos habló del proyecto LIFE Intemares, con el que han creado una metodología flexible para analizar el riesgo y diseñar medidas de adaptación que sirva como guía a los gestores de espacios marinos protegidos, combinando la investigación científica y la participación social. A modo de ejemplo, nos enseñó las acciones que han propuesto para el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas (Galicia) y para la Playa de Sotavento de Jandía (Fuerteventura).
David Gutiérrez-Solana Journoud, arquitecto asesor del Ayuntamiento de Bakio, nos habló de las medidas de adaptación del litoral que han puesto y que prevén poner en marcha en Bakio en coordinación con el planeamiento urbanístico. Con el fin de reducir la vulnerabilidad al cambio climático, mejorar la calidad urbana y paliar la sensación de desconexión con la naturaleza que predominaba en la ciudadanía, crearon dos grandes llanuras de inundación en sendos parques urbanos ya existentes, restauraron la desembocadura del río Ondarra y se están planteando adaptar el acuífero local para garantizar el abastecimiento de agua.
Por último, Bruno M. Fontes da Rosa, técnico superior de la Universidade dos Açores, expuso una evaluación de la vulnerabilidad costera que se ha llevado a cabo en las Azores y que tiene en cuenta tanto las vulnerabilidades físicas como las humanas. Aunque opina que es difícil establecer un conjunto de parámetros representativos y aún hay que trabajar para refinarlos y validarlos, le parece una metodología simple y rápida que se puede aplicar en otras zonas.
El coste de la inacción
Después del turno de preguntas, cerró la jornada Mari Mar Alonso Martín, directora de Acción Climática de Ihobe, que recalcó la importancia de la coordinación y la colaboración entre instituciones, así como acostumbrarse a convivir con la incertidumbre, que siempre ha estado presente en la ciencia. Por otra parte, destacó que hay que tener en cuenta los costes de la inacción a la hora de valorar la rentabilidad de actuar, pues cuanto más tardemos en adoptar las medidas pertinentes mayores serán los costes (económicos, medioambientales y humanos) que tendremos que asumir.
Como en anteriores ocasiones, aprendí muchísimo esta jornada y me encantaría asistir a las que se organicen en el futuro para descubrir el resultado de otros pasos que se están dando en la adaptación al cambio climático.