Mis lecturas de #LeoAutorasOct 2023
Como este año no había bingo oficial de #LeoAutorasOct, me propuse un reto doble: leer libros de autoras de las que no había leído nada antes y que estén publicados por editoriales independientes. La primera parte fue la más difícil porque, aunque tengo una lista infinita de lecturas pendientes de autoras que para mí son desconocidas, también tengo muchas ganas de leer los libros nuevos de mis favoritas. La segunda parte del reto fue sencilla porque ya sigo las publicaciones de varias editoriales de ese tipo, pero quise incluirlas explícitamente porque en el último año han desaparecido unas cuantas y me parece imprescindible apoyarlas para contar con un ecosistema literario diverso.
Sin más dilación, aquí van las minirreseñas de los libros que he leído este mes:
Las bestias olvidadas de Eld, de Patricia A. McKillip
(traducción de Rebeca Cardeñoso)
Sybel es una poderosa hechicera que vive en la montaña de Eld con la única compañía de las bestias legendarias que ha heredado de su padre. Un día, un desconocido le lleva un bebé para que lo cuide y lo quiera, pues solo con ella estará a salvo de la lucha por el poder en que está sumido el reino. Cuando el niño, ya adolescente, se pregunta sobre sus orígenes, Sybel es incapaz de negarle la verdad y el derecho a decidir sobre su futuro, por lo que acabará implicada en contra de su voluntad en la guerra sin sentido que se está gestando en el mundo de los hombres.
Tenía muchas expectativas puestas en esta novela y quizá por eso me ha decepcionado bastante: la trama me ha dejado fría y la principal relación romántica, que tiene mucho peso, no me ha convencido nada. Entiendo por qué destacó en una época en la que en la fantasía épica predominaban las historias masculinas y bélicas, pero lo que en su momento fue una novedad no me llena con el bagaje lector que tengo hoy en día. Eso sí, me han encantado las descripciones, las bestias y la ambientación rebosante de leyendas. Además, tanto la magia como el ritmo y la atmósfera en general me han recordado a Un mago de Terramar y a Tehanu, de Ursula K. Le Guin, novelas de las que disfruté mucho en su día. Así que, aunque el libro en sí no me haya entusiasmado, tiene cosas que me animaron a terminarlo y no me arrepiento de haberlo leído.
La singularidad, de Sara Sacristán
Tenía fichado este libro desde que leí las primeras reseñas porque parecía tener todas las papeletas para gustarme y, además, todo el mundo hablaba bien de él. Así que aproveché este reto para quitarme la espinita y, para sorpresa de nadie, me ha parecido una maravilla.
Es una novela tan cortita que no se puede decir mucho sobre ella sin destripar nada, así que me limitaré a decir que es una maravilla: el principio es desconcertante, luego todo va encajando y, aunque se hace algo predecible si has leído muchas historias de este tipo, está tan bien contada que te da igual, hay partes que dan mucho que pensar y el final es muy satisfactorio. Desde luego, voy a seguirle la pista a la autora, que tiene pocas cosas publicadas pero estoy segura de que serán igual de buenas.
El viento en el rosal y otras historias de lo sobrenatural, de Mary E. Wilkins Freeman
(traducción de Shaila Correa)
Esta colección de relatos ha resultado ser una lectura ideal para #LeoAutorasOct, ya que, como comenta Ana Morán Infiesta en el prólogo, sirve para recordar que las mujeres también escribían y publicaban terror en el siglo XIX (¡y antes!) aunque se las haya invisibilizado.
Desde la perspectiva actual, la mayoría de los relatos son bastante predecibles, pero es interesante ver cómo se van desarrollando y pensar en el efecto que tendrían en quienes las leyeran en su época. Mis favoritos han sido «Las sombras en la pared», que presenta la trama principalmente mediante diálogos llenos de sutilezas en los que tres hermanas evitan decir lo que todas piensan sobre una muerte reciente que ha habido en la familia, y «El fantasma perdido», una historia de fantasmas con un pequeño giro que me ha parecido precioso y conmovedor.
Proyecto Ketchup, de Inés Galiano
Ana García García-García viaja desde Murcia a Jackson City para estudiar en la Universidad de Este Lado de Tennessee. Pero eso de estudiar lo tendrá más difícil de lo esperado porque, además de las vivir las americanadas de rigor (como apuntarse a una fraternidad, meterse un laberinto de maíz en Halloween, comer tarta de calabaza el Día de Acción de Gracias y sumergirse en la locura de un centro comercial en el Black Friday), se las verá con fantasmas y con insectos gigantes, viajará por un portal interdimensional y se enfrentará a una invasión de horrores cósmicos.
Reconozco que tanto la cubierta como el título de esta novela me echaban para atrás porque odio el kétchup, pero hice bien en escuchar las recomendaciones porque hacía tiempo que no me reía tanto. Como lectora y espectadora habitual de historias de terror, las absurdas aventuras en las que se ve envuelta la protagonista me resultaron totalmente creíbles: si yo oyera ruidos sospechosos tras la puerta de un laboratorio o asistiera a la invocación de entidades primigenias, me asustaría lo normal en esas situaciones, pero ni me cuestionaría si lo que estoy viviendo es real o no. Además, aunque yo no estudié en la América Profunda, el ambiente del grupo de estudiantes internacionales y la emoción de sumergirse en las experiencias típicas del país me recordaron a mi año de Erasmus, así que puntos extras por la nostalgia. Otra autora a la que voy a seguir la pista y, desde luego, le deseo mucho éxito al horror có(s)mico, un género divertidísimo y con mucho potencial.