Renaturalizando nuestras ciudades

El martes tuvo lugar la jornada Renaturalizando nuestras ciudades, organizada por Bilbao Urban & Cities Design, en la Facultad de Economía y Empresa de la UPV. Me gustó mucho el formato porque en solo dos horas y media (que al final se quedaron en tres con la sesión de preguntas) se tocaron un montón de temas interesantes que me hicieron pasar la mañana tomando apuntes. Estaré atenta a las novedades porque me encantaría asistir a más actividades de este tipo en el futuro.

Ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles

En la charla introductoria, Xabier Arruza situó la jornada en el marco del ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles). Este objetivo, que abarca entre otros la vivienda, el transporte y la movilidad, incluye también la construcción sostenible y el acceso universal a zonas verdes, temas que se trataron en más profundidad en las siguientes intervenciones. Recalcó que hay que cambiar el paradigma en el que las ciudades consumen una gran cantidad de recursos naturales pero no producen ninguno y mencionó algunos de los programas vascos que pueden servir a tal fin, como la RIS3 Euskadi, que considera el hábitat urbano como un territorio de oportunidad, o el PCTI Euskadi 2030.

Derechos de la naturaleza y ordenación del territorio

Entrando en materia, Estrella Sánchez habló de la importancia de poner a la naturaleza en el centro, considerando al ser humano una especie más, y ordenar el territorio con criterios de sostenibilidad, pero no de «desarrollo sostenible», idea que conduce a malentendidos fatales cuyo resultado es la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Se trata de abandonar la perspectiva antropocéntrica que nos está llevando al colapso climático y reconocer la naturaleza como un sujeto de derecho político, como ya se ha hecho en varios lugares dentro del programa Harmony with Nature de la ONU (el Mar Menor es el primer caso de este tipo en Europa). Para ello, aboga por políticas activas que no se limiten a penalizar cuando el daño ya está hecho, sino que lleven a cabo acciones apriorísticas de naturalización, para las que el urbanismo y el desarrollo territorial son ámbitos llenos de oportunidades.

Reverdecimiento urbano

Edificio alto, en plano contrapicado, con la fachada llena de plantas en las que predomina el color verde.

A continuación, Íñigo Urrutikoetxea, tras mostrar los diversos aumentos de temperatura que prevé IHOBE en sus escenarios climáticos en Euskadi, presentó las soluciones naturales como una manera muy viable de responder a los retos a los que se enfrentan las ciudades, como el cambio climático y la regeneración urbana. Fue una de mis intervenciones favoritas porque mostró muchas de las soluciones que ya se están aplicando o que están a punto de ponerse en marcha en nuestro territorio: las fachadas verdes (como las del Palacio de Congresos Europa), las llanuras de inundación controlada (en el parque Txomin Enea de Donostia), los sistemas de drenaje (por ejemplo, los canales verdes de Gasteiz), la restauración de dunas (en la bahía de Gorliz), la recuperación de espacios (como el espacio natural de Tonpoi, en Bermeo), los parques y bosques urbanos (hay varios proyectos en Bilbao, como el parque del antiguo cementerio de Begoña, la calle María Díaz de Haro y Lehendakari Aguirre)… Este tipo de soluciones aporta numerosos beneficios: regular el ciclo hídrico, aumentar la biodiversidad, mejorar la calidad del agua y del aire, promover la salud e incluso, según algunos estudios, reducir la criminalidad. Por eso, es importante reclamarlas con una actitud activa, teniendo en cuenta que resultan imprescindibles para la supervivencia futura de las ciudades.

La naturalización de las ciudades

La ponencia de Marta González Cavia tuvo varios puntos en común con la anterior, ya que partió de la importancia de renaturalizar las ciudades para reducir el efecto de las olas de calor y mejorar la calidad del aire, entre otros beneficios para la salud humana, como satisfacer la necesidad de estar en contacto con la naturaleza, representan espacios de relación social y reducen la contaminación acústica. Explicó diversas estrategias para ello, como eliminar las fronteras entre el territorio y la ciudad (por ejemplo, mediante los anillos verdes), integrar y naturalizar los flujos y los elementos naturales (como los arroyos), permeabilizar el terreno o crear muros y cubiertas verdes. En todo caso, resulta imprescindible informar a la ciudadanía y emprender campañas de comunicación y participación para que todo el mundo entienda los beneficios colectivos de los espacios verdes.

Sistemas permeables

Pedro Lasa se centró en uno de los temas que ya se habían mencionado en las charlas anteriores: los sistemas urbanos de drenaje sostenible (SUDS). Presentó el concepto de las «ciudades esponja», en las que se intenta replicar lo que ocurre en la naturaleza, de modo que las urbes, en lugar de expulsar el agua que reciben, la filtren y la absorban; así, el agua filtrada, como no está contaminada, se puede usar (es decir, vuelve a ser un recurso) o reconducir a un cauce natural. Los sistemas permeables para la gestión sostenible del agua de lluvia evitan los inconvenientes derivados de las alcantarillas, que pueden provocar descargas de aguas fecales cuando están sobrepasadas por el agua de lluvia, y constituyen una opción mucho menos costosa que los tanques de tormenta, que además no resuelven el origen del problema. ¡Me encantó el vídeo en el que se mostraba como el suelo iba absorbiendo el agua!

La ciudad biotecnológica

Bombilla colocada boca abajo sobre la hierba. Dentro de la bombilla hay piedritas y plantas.

Por último, Pablo M. Vidarte nos habló de una tecnología fascinante: los biopaneles que generan electricidad a partir de microorganismos que rompen la materia orgánica y liberan electrones. Se trata de una batería con la que se ahorra irrigación, CO2, calor y energía, fabricada con materiales reciclados, reciclables y biodegradables, que se puede utilizar tanto en los parques y jardines de las ciudades como en proyectos de iluminación a menor escala, por ejemplo, en los hogares. También están disponibles los llamados interruptores biológicos: plantas capaces de detectar la presencia humana y así activar sistemas de luz o sonido. Son ideas novedosas que me parecen interesantísimas, así que quiero seguirles la pista.

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