Curso de verano de la UPV sobre la resistencia a antibióticos en el medio ambiente

La semana pasada tuvo lugar el curso Resistencia a antibióticos en el medio ambiente: origen de un escenario apocalíptico de la UPV, en la Estación Marina de Plentzia. Fueron dos días muy intensos, pero se me hicieron cortos gracias a la calidad de las presentaciones y a las dotes de comunicación de todos los ponentes. Además, las charlas se complementaban muy bien unas con otras, lo que sin duda se debe a la buena organización del curso.

Resistencia a los antibióticos

La primera ponencia corrió a cargo de Lucía Gallego Andrés, que nos explicó la magnitud del problema sobre el que trata el curso: nos estamos quedando sin antibióticos debido, por una parte, a la pérdida de efectividad de las moléculas que ya tenemos y, por otra, a la falta de desarrollo de nuevas moléculas, dado que a las empresas farmacéuticas no les sale rentable fabricar este tipo de medicamentos, cuyo uso va a estar limitado desde el principio. La resistencia a los antibióticos está afectando a los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU (salud, igualdad de género, economía, medio ambiente, sostenibilidad…), por lo que hay que intervenir para promover su uso apropiado en todos los sectores de la sociedad, a través de un abordaje multidisciplinar. Sobre todo, es importante que la ciudadanía sea consciente de este problema.

Después, Itziar Alkorta Calvo nos explicó las características biológicas de las bacterias, el mecanismo de acción de los antibióticos (inhibición de la síntesis de la pared celular, de la membrana celular, de proteínas, ADN, ARN, folatos…), los recursos de las bacterias para hacerles frente (bombas de eflujo, porinas, degradación del antibiótico, modificación de los objetivos…) y la manera en que se transmiten los genes de resistencia de unas bacterias a otras (mediante fagos, plásmidos o transposones). También subrayó la importancia de la perspectiva One Health, que implica que la salud de los seres humanos, la de los animales y la del medio ambiente están interrelacionadas y no se puede cuidar una sin tener en cuenta las demás. Este concepto se repitió mucho a lo largo del curso.

En la tercera presentación, María José Sanz Sánchez habló de cómo influye el cambio climático en nuestra salud. En lo referente a las enfermedades infecciosas, el cambio climático afecta a los patógenos, a la distribución de los vectores y a los comportamientos humanos, todo lo cual contribuye a la transmisión. Puede permitir que ciertos organismos cambien de hábitat, influir en la calidad y la disponibilidad del agua y aumentar la incidencia de enfermedades transmitidas por alimentos. Siguiendo con la perspectiva One Health, comentó que hasta ahora la ciencia y la política de la resistencia de los microbios a los antibióticos se han centrado en los humanos y los animales, pero que se debería tener en cuenta también la resistencia en el entorno, como por ejemplo en las vías fluviales.

¿Cómo llegan los antibióticos al medioambiente?

Uno de los puntos calientes de la generación y diseminación de resistencia a antibióticos son las depuradores de aguas residuales (EDAR). Según Estilita Ruiz Romera, la mayor parte de los antibióticos que consumen los humanos se excretan mediante la orina o las heces, y las depuradoras no están diseñadas para eliminar la mayoría de ellos. Existen diferentes tratamientos para eliminar los antibióticos de las aguas, pero es difícil comparar su eficacia porque cada fármaco tiene unas características específicas y cada EDAR utiliza unos sistemas diferentes. En cualquier caso, es imprescindible renovar las infraestructuras de depuración que están envejecidas y poner en marcha nuevas tecnologías de tratamiento de aguas, así como separar los efluentes de los hospitales.

Otra vía por la que los antibióticos llegan al medio ambiente es la agricultura, tema en el que se centraron Maite Lacuesta y Usue Pérez López. Se calcula que en este ámbito se utilizan unas 50 000 toneladas de antibióticos a año en todo el mundo, y algunos de ellos son muy similares a los que se usan en humanos. En la situación actual, los principales retos de este ámbito consisten en promover la sostenibilidad ambiental mediante alternativas a la producción intensiva, encontrar alternativas a los fertilizantes químicos y hacer frente a la escasez de agua. En cualquier caso, resulta imprescindible reducir el uso de antibióticos en la agricultura, pues, además de generar resistencias, podrían presentar un riesgo para la salud humana que, aunque de momento parece mínimo, puede aumentar en el futuro, ya que se prevé usar más agua de depuradora.

En cuanto al impacto de la ganadería, Ana Hurtado nos explicó que los animales pueden actuar como reservorio de bacterias resistentes y de sus genes de resistencia, que se transmiten a los humanos por contacto directo, mediante la cadena alimentaria y a través del medio ambiente. El ganado está expuesto a cantidades considerables de antibióticos en todo el mundo y, si nada cambia, la cosa irá a peor. Por eso existen varios planes para reducir su uso, en los que se recoge la necesidad de llevar a cabo una vigilancia epidemiológica (tanto de bacterias resistentes como de antibióticos), mejorar la prescripción para promover un uso prudente y prevenir las infecciones mediante la bioseguridad y programas sanitarios específicos de cada explotación. Ana terminó su charla con el mensaje optimista de que se están tomando medidas y que cualquier contribución, por pequeña que sea, es importante cuando se trata de reducir el riesgo.

Mailo Virto Lekuona nos recordó que a la hora de contabilizar el consumo humano de antibióticos no nos debemos limitar a los usos terapéuticos, sino también tener en cuenta los que llegan a nuestro organismo a mediante la alimentación. Nos puso varios ejemplos de focos de antibióticos, como la acuicultura y los productos lácteos, y subrayó que, aunque no se puede calcular la cantidad exacta de antibióticos que consumimos al día a lo largo de la vida, sí sabemos que ese consumo crónico en cantidades muy pequeñas es más perjudicial para la salud humana y ambiental que el consumo puntual clínico. Ni siquiera cocinando los alimentos conseguimos libramos de ese impacto, ya que muchos antibióticos se degradan en el proceso y sus productos de degradación son más peligrosos que los propios fármacos. Por eso, la tríada de One Health resulta imprescindible para garantizar nuestro bienestar: el medio ambiente y los animales tienen que estar sanos para que los humanos también lo estemos.

Una nueva visión sobre las bacterias

Carlos Garbisu Crespo dio una charla tan amena como instructiva sobre la generación y la diseminación de resistencias a antibióticos en el medio ambiente, que sirvió para recapitular gran parte de lo que ya se había comentado en el curso. Además, nos contó anécdotas de la historia de la medicina y nos puso varios ejemplos para entender la biología desde el punto de vista de las bacterias. En cuanto al problema de las resistencias, comentó que tenemos que optar por la mitigación y la adaptación y, a corto plazo, buscar nuevos antibióticos. También mencionó alternativas a estos, como los fagos, los péptidos antimicrobianos, los potenciadores del sistema inmunitario, las vacunas, los probióticos y los prebióticos, las bacterias depredadoras de bacterias… Añadió que no hay que olvidar que las fuerzas físicas y mecánicas desempeñan un papel importante en la regulación de las respuestas bioquímicas y genéticas, por lo que la mecanobiología será un campo de estudio muy relevante.

Cómo cuantificar los residuos de antibióticos y su impacto en el medio ambiente

A continuación, Néstor Etxebarria Loizate nos habló de las dificultades para cuantificar residuos de antibióticos en el medio ambiente. Por un lado, existen muchos compuestos que son muy similares, por lo que es difícil saber si una muestra contiene un antibiótico artificial o si se trata de una sustancia presente de forma natural en el ambiente. Por otra parte, los fármacos son muy bioactivos, por lo que se pueden degradar o metabolizar, lo que hace que sea más complicado seguirles la pista. Néstor nos explicó las técnicas que usa su grupo de investigación para analizar muestras de aguas y subrayó que, como se suele tardar bastante en obtener resultados, tenemos que tomar decisiones aunque no tengamos toda la información que deseamos, para no caer en la parálisis por análisis.

Para terminar con la parte teórica del curso, Manu Soto López habló de las herramientas ecotoxicológicas para evaluar el impacto de los antibióticos en el medio ambiente. Mencionó algunos animales que se utilizan como biomarcadores (por ejemplo, el mejillón o la lombriz de tierra) y explicó que cada especie acumula la toxicidad en diferentes órganos diana (glándulas digestivas, branquias…). Aclaró que hay que evaluar tanto los efectos agudos como los efectos crónicos de la toxicidad y que la clave es encontrar la relación entre la concentración de una sustancia y la respuesta. Por último, declaró que los científicos tienen que estar en contacto con las administraciones locales que pueden tomar decisiones, para que adopten medidas basadas en los resultados de las investigaciones.

Taller de ciencia y salud

El curso finalizó con un taller sobre la divulgación de la ciencia y la salud, para el que nos dividimos en dos grupos, uno a cargo de Manu Soto y otro de Lucía Gallego. Yo participé en el segundo. Primero, Lucía nos habló de la importancia de la divulgación, de los diferentes medios en los que se puede llevar a cabo y de algunas actividades como las de Zientzia Astea, la Noche Europea de las Personas Investigadoras, Open Science… Luego nos propuso un juego de rol para ver cómo la misma noticia puede generar diferentes reacciones si la difunde un periodista científico o un sensacionalista. Por último, nos puso el vídeo Cazabacterias en Acción, creado para enseñar la manera correcta de lavarse las manos (clave para evitar el 80 % de las infecciones), y nos animó a aprendernos la coreografía para bailarla los dos grupos juntos. El resultado fue un poco desastroso debido a la falta de espacio (y, en mi caso, de talento), pero también muy divertido, una manera ideal de cerrar el curso con broche de oro.


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