Mis lecturas de #LeoAutorasOct 2022

Termina octubre y con él #LeoAutorasOct, así que es hora de reseñar mis lecturas de este mes. Una vez más, he conseguido marcar todas las casillas del bingo combinando libros que llevaban tiempo en mi lista de pendientes y otros que he descubierto gracias a esta iniciativa.

Cartel del bingo de #LeoAutorasOct con todas las casillas marcadas: una obra con la cubierta de un color del arcoiris (una cruz), un retelling (dos cruces), un ensayo antirracista (una cruz), una obra de une autore de latinoamérica (una cruz), una obra de terror (dos cruces), una obra de une autore que no hayas leído nunca (tres cruces), una obra del siglo XXI (cinco cruces), una obra infantil (una cruz) y una obra de une autore no binarie (una cruz).

Vamos a hablar de racismo, de Ijeoma Oluo

(traducción de Cristina Lizarbe Ruiz)

Como comentaba en la entrada de recomendaciones, una de mis partes favoritas de #LeoAutorasOct es el bingo porque me sirve para encontrar nuevas obras que no tenía en el punto de mira. Este ha sido el caso de mi primera lectura del mes, a la que llegué por recomendación de quien llevara la cuenta de Twitter cuando pregunté por un ensayo antirracista para el bingo (¡gracias!).

Este libro me ha enseñado muchísimo y se lo recomiendo a cualquiera que quiera aprender sobre el racismo porque, aunque está centrado en la experiencia de una mujer negra estadounidense, el prólogo de Lucía-Asué Mbomío Rubio deja claro que es un texto muy pertinente también en España. A lo largo de diecisiete capítulos, la autora explica en qué consisten exactamente el racismo, los privilegios, la apropiación cultural, las microagresiones y otros conceptos que suelen oírse en estos contextos pero que a menudo no tenemos claros. Asimismo, explica detalladamente cómo condiciona el racismo la vida de las personas racializadas, desde la infancia hasta la edad adulta, alternando datos estadísticos con sus propias vivencias. Me ha parecido especialmente esclarecedora la explicación de que el racismo no es simplemente una serie de prejuicios relacionados con la raza, sino esos prejuicios reforzados por sistemas de poder, que se basan en la promesa de que «tendrás más porque ellos existen para tener menos». Es un libro que te abre los ojos a una realidad incómoda, te hace replantearte ciertas ideas y te da consejos para tener conversaciones sin hacer más daño a las personas racializadas.

Bingo: un ensayo antirracista + una obra de una autora que no he leído nunca + una obra del siglo XXI.

Las voladoras, de Mónica Ojeda

Llevaba tiempo queriendo leer este libro y tenía altas expectativas, así que me da pena que no me haya gustado como esperaba. Aunque reconozco la habilidad de la autora para evocar imágenes inquietantes, la mayoría de los cuentos me han dejado indiferente. Mis favoritos han sido «Soroche», por la combinación de varias narradoras no fiables, y «El mundo de arriba y el mundo de abajo», por su acercamiento al chamanismo andino, y también le he visto cierto encanto a lo macabro de «Slasher», pero en general he acabado con la sensación de que las historias no me decían nada. Entiendo que es normal que todo lo que lees no encaje con tus gustos, pero me pasa tan raramente que no me lo esperaba y no puedo evitar decepcionarme.

Bingo: una obra de una autora de Latinoamérica + una obra de terror + una obra de una autora que no he leído nunca + una obra del siglo XXI.

Penélope y las doce criadas, de Margaret Atwood

(traducción de Gemma Rovira Ortega)

Este libro sí que tenía todas las papeletas para gustarme ¡y ha cumplido de sobra!

Todo el mundo conoce la historia de Penélope, que pasó veinte años en Ítaca esperando a que su esposo regresara de Troya. Pero ¿de verdad sabemos lo que ocurrió? ¿Por qué ordenó Odiseo matar a doce criadas después de deshacerse de los pretendientes?

Este libro da otra mirada al mito intercalando la narración de Penélope en primera persona y capítulos en los que las criadas se lamentan por su suerte, protestan, acusan y reclaman justicia. Como fan de la mitología griega, me enganchó desde el principio tanto por la nueva perspectiva de una historia que prácticamente me sé de memoria como por el contraste entre Penélope y las criadas: es fácil compadecer a Penélope cuando se nos presenta como la víctima de una sociedad patriarcal en la que las princesas son poco más que recipientes que casar para que tengan hijos, pero entonces intervienen las criadas para recordarnos que ellas ni siquiera contaban con la protección del matrimonio, ya que no podían rechazar a ningún hombre que quisiera a acostarse con ellas, y sus hijos tampoco valían nada, pues, como ellas, eran simple mercancía que sus dueños podían comprar y vender a voluntad.

Las intervenciones de las criadas, que van desde canciones, conferencias y escenificaciones de juicios, se vuelven más crudas a medida que avanza la trama y nos hacen cuestionarnos lo que acabamos de leer. De hecho, a mí me molestaba mucho que Penélope insistiera obstinadamente en que su prima Helena tenía la culpa de todas sus desgracias, replicando una condena absurda que no esperaba encontrar en este libro… hasta que me di cuenta de que Penélope no es una narradora fiable. A partir de ese momento, la experiencia lectora mejoró considerablemente porque empecé a fijarme en los detalles que indicaban que su versión y la de las criadas no eran complementarias, sino en muchas ocasiones contradictorias.

Por eso, esta novela no da una respuesta sencilla a las preguntas planteadas, sino que presenta varias posibilidades y de ti depende decidir con cuál te quedas, si es que alguna llega a convencerte. Así, imita las contradicciones típicas de la literatura oral y creo que precisamente ese es el encanto de los retellings: hacer que convivan diferentes versiones de una historia sin que una tenga por qué considerarse más verídica que la otra.

Bingo: un retelling + una obra del siglo XXI.

Cuando la luna era nuestra, de Anna-Marie McLemore

(traducción de Aitana Vega)

Compré este libro en la HispaCón para hacer un combo con las categorías de autore no binarie y autore que no he leído nunca… ¡y luego descubrí que también contaba como retelling!

Cuando la luna era nuestra narra la historia de Miel, una chica a la que le crecen rosas de la muñeca y que siempre tiene mojado el dobladillo de la falda, y Sam, un chico que pinta lunas y las cuelga de los árboles para ahuyentar las pesadillas. Viven en un pueblo donde impera una mentalidad cerrada que hace que sus habitantes los toleren pero no llegue a aceptarlos del todo, tanto por sus propias particularidades como por las de sus familias: Miel es huérfana y vive con Aracely, una mujer a la que la gente acude en privado en busca de una cura para el mal de amores pero a la que evitan y tachan de bruja en público; la madre de Sam es pakistaní y trabaja cuidando a los niños del pueblo, que la adoran, pero sigue sin encajar en una sociedad que la considera diferente.

Tanto Miel como Sam guardan secretos: de algunos son conscientes y los ocultan para protegerse, pero otros irán descubriéndolos a medida que maduran y se conocen mejor. Miel tendrá que enfrentarse a su misterioso pasado, pues no se acuerda de todo lo que ocurrió antes de que la encontraran en las ruinas de una torre de agua y los recuerdos fragmentados que conserva evocan sucesos traumáticos a los que teme hacer frente. Sam, por su parte, deberá decidir si quiere seguir viviendo como bacha posh (que es como se denomina en la cultura pakistaní a las chicas que se visten y actúan como chicos cuando en su familia no hay ninguna otra figura masculina) y recobrar el rol que le asignaron al nacer cuando llegue a la edad adulta o si, por el contrario, lo que de verdad corresponde a su identidad es asumir que es un chico con todas sus consecuencias. Son temas delicados y podrían tomarse todo el tiempo que quisieran para tomar una decisión… de no ser por las hermanas Bonner, que amenazan con sacar a la luz todo lo que saben si Miel no les da sus rosas.

Es una novela preciosa escrita con una prosa lírica, por lo que merece la pena leerla con calma para degustar la atmósfera casi onírica, similar a la de los cuentos de hadas, que crea a partir de los elementos recurrentes de la historia (las rosas, las lunas, las calabazas, el río…) y la combinación de colores, olores y sabores que nos da la impresión de percibir con nuestros propios sentidos. Me ha encantado ver cómo se desarrolla la bonita relación de Miel y Sam, cómo cada cual va encontrando y aceptando su identidad en solitario pero con el apoyo de sus seres queridos y cómo se van desvelando poco a poco los misterios de la trama. Me ha dejado ganas de leer más realismo mágico, así que voy a tener que echar un vistazo a las obras que menciona Almudena Martínez en el posfacio.

Bingo: un retelling + una obra de une autore que no he leído nunca + una obra del siglo XXI + una obra de une autore no binarie.

No escuches a la luna, de Marina Tena Tena

Todo lo que publica esta autora pasa inmediatamente a mi lista de deseos, así que, en cuanto vi que el bingo tenía una casilla de literatura infantil, tuve muy claro qué obra elegiría para esa categoría.

La protagonista de No escuches a la luna es Zaira, una niña de nueve años a la que no le hace mucha gracia convivir con su hermano pequeño. Una noche, el niño estrella Eridani se cuela en su cuarto para escapar de la Dama Luna, que se lleva al cielo a quienes le piden deseos y les obliga a servirla para siempre. Pese al pavor que le inspira la terrible Luna, Zaira no duda en proteger a su nuevo amigo, pero ¿será capaz de vencer pese a un ser tan poderoso sin caer en sus mentiras ni dejarse tentar por las promesas de ver cumplidos sus mayores deseos?

Es un cuento tierno y emotivo, toda una delicia con las maravillosas ilustraciones de Libertad Delgado que la acompañan. Combina con destreza el elemento fantástico con momentos cotidianos como las clases en el colegio, los paseos por el parque y las tardes en familia, de modo que entrelaza a la perfección los dos conflictos de la vida de Zaira: por un lado, la lucha contra la Luna y, por el otro, la aceptación de su nueva situación familiar ahora que tiene un hermano pequeño. Aunque en principio son independientes, lo que aprenda en uno le servirá para desenvolverse mejor en el otro, de modo que están más relacionados de lo que parece a simple vista.

Una de las mejores sorpresas que me he llevado con este libro es la presencia de la cultura musulmana, ya que la madre de Zaira es de Marruecos y la historia está salpicada de detalles relacionados con sus costumbres y las de sus parientes marroquís. Y digo sorpresa porque, como estoy dispuesta a leerme cualquier cosa que escriba Marina Tena Tena, no presté atención a la sinopsis, donde ya se indica la intención de acercar con naturalidad otras tradiciones. También me ha encantado el amor y la confianza entre Zaira y sus padres, que hacen que la pequeña se sienta feliz, protegida y afortunada por tener esa familia. Hay momentos muy emotivos que me han hecho sonreír y me han recordado lo agradecida que estoy yo también por la infancia que he tenido.

Bingo: una obra con la cubierta de un color del arcoíris + una obra de terror + una obra del siglo XXI + una obra infantil.


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