Curso avanzado de traducción y adaptación de canciones para doblaje y teatro musical
Como apasionada de los musicales, en cuanto descubrí el curso avanzado de traducción y adaptación de canciones para doblaje y teatro musical de la Escuela de Doblaje de Canciones supe que tenía que apuntarme. No solo tenía un programa completo y prometedor, sino que además contaba con un profesorado de lujo: María Ovelar, Ángel Fernández Sebastián, Iñaki Torre y Marc Gómez Domènech. Y, desde luego, ha estado a la altura de las expectativas.
Aunque llevo bastante sobrecarga de actividades en línea, las clases han sido tan interesantes y tan amenas que en ningún momento me he cansado de estar delante de la pantalla. Como ya he comprobado en otras ocasiones, es una gozada aprender con temas de los que también se disfruta como afición.
Una de las cosas que más me ha gustado es que cada docente organizaba la clase a su manera, por lo que hemos aprendido de puntos de vista diferentes que se complementaban a la perfección. Por ejemplo, Ángel Fernández se basó en su experiencia profesional, gracias a lo cual pudimos ver de primera mano a qué dificultades se enfrentó al traducir algunos musicales y cómo se las ingenió para superarlas. María Ovelar se centró en aspectos más técnicos como la estructura de la canción, el análisis de conceptos, la melodía, la métrica o las rimas, con lo que nos proporcionó una buena base teórica que utilizar como guía al abordar los proyectos. Iñaki Torre habló de la importancia de profundizar en el autor, centrándose en el emblemático Stephen Sondheim. Por su parte, Marc Gómez Domènech explicó los parámetros que sigue para respetar la fidelidad al original y puso varios ejemplos de éxitos y fracasos.
Pero, por supuesto, no todo fue teoría. A traducir se aprende traduciendo, así que tuvimos una sesión práctica en la que nos dieron veinte minutos para adaptar una estrofa, para después comentar los aciertos y los fallos de cada participante y ver cómo había quedado la adaptación oficial. Además, nos mandaron una buena cantidad de deberes que consistían en traducir canciones enteras, que corregimos en varias clases (¡y oímos cómo sonaban algunas estrofas cantadas por Cani González!). Esas son las tareas con las que más he disfrutado, porque es todo un viaje enfrentarte a una canción que al principio casi no sabes ni por dónde coger, ir trabajando con ella, experimentar con diferentes posibilidades y acabar satisfecha porque has conseguido una versión cantable que recoge el significado de la original.
Tras finalizar el curso tuvieron lugar las jornadas de doblaje, donde vimos en directo cómo se graban los diálogos y las canciones que van a aparecer en una película. Gracias a los esfuerzos de la organización, quienes no podíamos desplazarnos hasta Madrid tuvimos la oportunidad de disfrutarlas desde casa, así que fue toda una experiencia, aunque me hubiera encantado estar allí y poner cara a la gente del curso. ¡Ojalá la próxima vez!